La Academia

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Francisco Martín Moreno
en REFORMA

24 Sep. 2019


El periodo de recuperación de las crisis económicas resulta incomparable con la duración y efectos derivados de las crisis académicas, como la padecida durante 300 años del virreinato, cuando las escuelas existentes en los Calpulli fueron sustituidas por iglesias construidas en las encomiendas, lo cual dio como resultado que a la llegada de Iturbide, en 1821, más del 90% de los mexicanos fueran analfabetos. Cuando en 1911 Porfirio Díaz fue derrocado y huyó al París de sus sueños, el tirano nos heredó casi un 80% de compatriotas incapaces de leer y escribir. Dicha crisis académica, es decir, el analfabetismo convertido en tragedia educativa, facilitó la confrontación social, la degradación política y la devastación económica que, entre otras razones, condujeron al estallido de la revolución mexicana.

Alemania llegó a ser la primera economía exportadora del mundo a 50 años de la Segunda Guerra Mundial, porque los implacables bombarderos aliados no lograron destruir los principios de la excelencia académica. Estados Unidos superó la Gran Depresión del 29 no sólo por la magia del apellido Roosevelt, sino porque el fenómeno depredador no alcanzó a arrasar el espíritu universitario norteamericano. A contrario sensu, la barbarie fascista franquista desangró intelectual y académicamente a España, atrasándola varias décadas en comparación con el resto de la Europa libre.

El meteórico desarrollo coreano se explica, en buena parte, por la calidad de sus universidades. ¿A dónde hubiera llegado Corea del Sur en su sorprendente proyecto de expansión económica y social sin su exitosa revolución académica? ¿Qué papel juegan en el desarrollo económico las universidades francesas, inglesas o las haitianas o las mexicanas?

En el interior de las aulas se diseña un país. Se verifica el rumbo, se miden fuerzas, se evalúan avances y peligros, se consideran obstáculos y diferencias, se llenan vacíos, se indagan carencias y posibilidades, se analizan resultados y se arman, adiestran y capacitan los equipos del futuro en los términos de las necesidades de la comunidad. La academia es el gran cerebro de una nación. El faro, la referencia nocturna de toda sociedad. El origen del progreso o de la tragedia.

La ignorancia margina e impide el acceso a los mercados de trabajo. La ignorancia limita las posibilidades de obtención de remuneraciones dignas y elementales, anula la capacidad de gasto y de ahorro y obstaculiza la asistencia a los centros de enseñanza de quienes más requieren ser capacitados. La ignorancia entorpece los procesos de desarrollo, los difiere o los cancela. La ignorancia erosiona el entusiasmo, agota las fantasías y desperdicia las energías y el talento. Y, sobre todo, la ignorancia crea a los resignados, seres humanos medio muertos o medio vivos, seres improductivos, abandonados e indolentes en espera de una suerte fatal al llegar a ser utilizados como carne de cañón.

Los gobiernos posteriores a la revolución, sobre todo los relativos a la diarquía Obregón-Calles, cumplieron con la construcción de estructuras escolares para facilitar la educación elemental, sin olvidar la instrucción superior ni menos aún a la UNAM. La burocratización de la educación y la indiferencia mezquina y avara del sector empresarial por la academia -sálvese quien pueda-, sepultaron a 50 millones de mexicanos en la pobreza, el caldo de cultivo ideal para la proliferación del populismo que hoy todos volvemos a padecer con sus perversas consecuencias. El desarrollo económico y social de México hubiera sido distinto si nuestros empresarios hubieran construido universidades como Stanford, Yale, Harvard, Columbia, y Princeton, entre otras tantas más.

Cuando López Obrador puso la educación de México en manos de la CNTE, encabezada por feroces defensores de la ignorancia, persistió en el empobrecimiento masivo de México, estrategia fallida con la que no solo será imposible rescatar a millones de la miseria, sino acrecentará exponencialmente el surgimiento desesperado de más pobres, una terrible realidad opuesta a sus viejos anhelos de superación social.

Cuando la academia se extravía, se extravía el país y AMLO insiste en extraviar a la academia...

 
@fmartinmoreno